El Faro de Jandía está situado en la punta del mismo nombre, en la parte más meridional de la Isla de Fuerteventura. Es uno de los puntos más tranquilos de la isla, se sitúa entre las extensas llanuras de los Tableros que es como una especie de terraza costera que queda por la zona conocida como Camino Natural y el Valle de los Mosquitos.
Al Faro de Jandía se puede llegar por una pista de tierra desde Morro Jable tras recorrer unos 20 kilómetros hasta alcanzar este lugar inhóspito. Durante el camino se puede ver aulaga o barrillas, también abundan algunos tarajales y palmeras aunque cabe destacar que lo más emblemático es el cardón de Jadía que es una especie de arbusto endémica que sólo se encuentra en determinados puntos de la isla y que se encuentra en peligro de extinción.
El Faro de Jandía fue construido a mediados del siglo XIX, en su interior se puede ver una exposición sobre fondos marinos que rodean la zona, y de los cetáceos que habitan esta parte del Atlántico.
Además las instalaciones alberga el Centro de Interpretación del Parque Natural de Jandía que está dividido en cinco salas en las que se puede conocer en profundidad el Parque Natural, desde sus hábitats, vegetación y flora, fauna hasta las señales marítimas del Faro de la Punta.
Betancuria destaca por ser uno de los pueblos menos poblados de las Islas Canarias, pero tiene muchos lugares de interés y construcciones religiosas de una notable importancia artística. La Ermita de Santa Inés es otro de los templos que hay distribuidos en el termino municipal, concretamente este está situado en el Valle de Santa Inés.
La ermita de Santa Inés es una construcción de nave única, es de planta cuadrada que tiene agregada una sacristía lateral también de planta cuadrangular y no dispone de capilla diferenciada. Hay constancia que el santuario ya existía en 1586, se creer que recibe el nombre de Santa Inés porque fue mandada a construir por doña Inés Peraza, que junto con su marido, Diego García de Herrera ostentaban el señorío de Fuerteventura en el siglo XV.
La ermita también sufrió saqueos durante la invasión del corsario Xaban Arráez, puesto que había pocas personas defendiendo el templo también saquearon las instalaciones llevándose una casulla, una cruz de palo dorado, unos ciriales blanco junto con unas imágenes de la virgen.
La ermita también recibió algunas mejoras a lo largo de los años, en el siglo XVIII se instaló un nuevo pavimento con piedra, además se le añadió la sacristía de 5,8 por 5,8. La última restauración que ha recibido la ermita se realizó en 2011, entre los elementos que se arreglaron cabe destacar el pavimento de piedra natural que se instaló para facilitar el acceso al templo y de esta manera realzar mucho más la presencia del edificio. Para confección de los muros se utilizó mampostería encalada que va alternada con la cantería que se utilizada en sillares esquineros y vanos.
El templo se completa en su interior con 2 altares también de cantería y cal en los que se encuentran las Ánimas y la Virgen de los Dolores.
La Lajita es un encantador y pequeño pueblo costero que pertenece a Pájara a apenas 12 kilómetros de la zona turística de la Costa Calma. Esta pequeña localidad a 26 kilómetros de Pájara tiene alrededor de 1800 habitantes y tradicionalmente han basado su economía en la ganadería y en la pesca artesanal. Con el paso del tiempo el turismo ha ido teniendo más importancia en su economía y se ha convertido en un interesante punto a visitar en Fuerteventura.
La cercanía con Costa Calma ha hecho que este pequeño pueblo haya experimentado un interesante crecimiento turístico, aun con este crecimiento. el pequeño municipio no ha perdido el encanto que lo hace tan recomendable.
Uno puntos de interés que ofrece La Lajita es la ermita de la Inmaculada Concepción. También hay que destacar su maravillosa playa, de arenas negras y con una infinidad de barcas varadas en su orilla con aparejos tradicionales que dan buena muestra del tipo de pesca artesanal que aún hoy siguen practicando los pescadores. El oleaje de la playa es suave, tiene poca ocupación y se puede acceder a ella sin ningún tipo de dificultad.
La lajita es un lugar tranquilo, sin aglomeraciones y perfecto para desconectar.