El escritor y profesor de la Universidad de Salamanca don Miguel de Unamuno fue confinado en la Isla de Fuerteventura debido a sus enfrentamientos con la dictadura de Primo de Rivera por las críticas a la situación política en España. Unamuno vivió durante 4 meses en Fuerteventura y más que una castigo, su estancia en la isla resultó al escritor todo un regalo. Entabló amistad con muchos habitantes, especialmente con el intelectual Ramón Castañeyra con el que disfrutaba de tertulias en casa del escritor.
Dicha casa se encuentra en Puerto del Rosario, frente a la iglesia de la población. El edificio fue en su día un hotel, en él si alojó el profesor Miguel de Unamuno tras la orden de destierro. Esta Casa-Museo tiene el objetivo de difundir la obra que el dramaturgo produjo en Fuerteventura. La vivienda es una construcción que tiene todos los detalles de la arquitectura doméstica canaria de principios del siglo XX. Dispone de zaguán de acceso a la vivienda, habitaciones que dan a un patio central con aljibe que recoge el agua de lluvia.
Durante su estancia, el escritor, ahondó en Fuerteventura en su visión de una España Quijotesca; lo angosto de Malpaís, la fauna y la flora o el mar serán elementos universales integrados en su pensamiento. En muchos de sus escritos se refleja la huella que la isla supuso para su obra y como conectaba con su pensamiento metafísico y estético.
Miguel de Unamuno denominaba el hotel que regentaba don Paco Medina, su posadero y en él tenían lugar numerosas tertulias con amigos majoneros, canarios y de península, Francisco López, funcionario, el pescador Antonio Hormiga, el párroco Victor San Martín o el ya mencionado Ramón Castañeyra fueron algunos de las amistades que formaban parte de las animadas charlas.
El escritor vasco tuvo una intensa actividad, descubre autores canarios, escribe artículos, inicia los sonetos que aparecerá en su obra De Fuerteventura a Paris. Para un mayor conocimiento de la figura del escritor sólo hay que visitar la Casa-Museo.
Puerto del Rosario es conocido también por el sobre nombre de la Ciudad de las Escultura. Recibe este nombre debido al parque escultórico que lo componen más de 100 esculturas y que se ubican en muchos lugares de públicos de la ciudad.
La gran cantidad de esculturas que pueblan todos los puntos de Puerto del Rosario convierte a la urbe en todo un museo al aire libre. Desde principios del año 2000 muchos artistas han buscado un rincón de esta ciudad para exponer algunas de sus obras. Paseando por la capital de Fuerteventura se pueden encontrar todo tipo de esculturas, desde personajes como Unamuno, Suso Machín o Manuel Velázquez pasando por animales como cabras o tarabilla y llegando a formas simbólicas como siroco.
Las esculturas repartidas por Puerto del Rosario son un homenaje a los usos y costumbres populares, a la cultura de la isla y en general a los habitantes de este lugar tan especial. Se puede empezar desde la escultura que se encuentra en La Explanada, que es el centro histórico desde el cual empezó a crecer la ciudad, fue aquí donde se ubicaba el muelle principal y el muelle chico. Esta recibe el nombre de La Fuente de la Explanada.
A partir de aquí comienza el recorrido que llevará a todos los visitantes a encontrar en cada rincón de Puerto del Rosario obras artísticas maravillosas. Por ejemplo Caracolas, un conjunto de 4 esculturas firmada por Juan Bordes, entre el muelle comercial y La Explanda. Otras de las obras destacadas puedes ser Pescador de Viejas, elaborada en granito de la zona de Betancuria del artista Juan Miguel Cubas. Ofrenda al Mar pertenece al artista Demetrio Martín, en Barrio de Negrín, justo a la altura del paseo marítimo.
Continuando podemos encontrar Homenaje a la Luna de Rinaldo Paluzzi, Esqueleto de Un Ejemplar de Ballena, Un rorcual Tropical que forma partedel proyecto La Senda de los Cetacáceos, que surge de la colaboración entre el Cabildo de Fuerteventura y la asociación Canarias Conservación. Equipaje de Ultramar de Eduardo Úrculo, o Las Cabras de Emiliano G. Hernandez. Así hasta unas 130 obras de arte repartidas por la calle.
Puerto del Rosario tiene una de la playas más bonitas y encantadoras de Fuerteventura, Playa Blanca. A unos minutos de la capital de la isla no sólo es una buena opción para los habitantes de la ciudad, también es un destino interesante para los visitantes puesto que no es una playa masificada por el turismo. Un lugar tranquilo, con aguas limpias y transparentes, arenas blancas y finas y amplio espacio donde tender la toalla, con una anchura que supera los 40 metros por casi 1 kilómetro de largo.
Playa Blanca fue remodelada en 2008, se procedió a la sujeción de dunas, cambio de mobiliario, mejora de accesos y otras actuaciones que convirtieron a la playa en una de las mejores de Fuerteventura. Esta remodelación le ha servido a la playa para obtener en varias ocasiones el distintivo de Bandera Azul.
La playa ofrece numerosos servicios de atención para los visitantes, dispone de pasarela de madera para acceder hasta la arena, duchas adaptadas con lavapies, aseos adaptados, parque infantil, base de salvamento con socorristas durante la temporada de servicio, hamacas, sombrillas, amplio aparcamiento y un largo etcétera de equipamiento para uso y disfrute de los usuarios.
Playa Blanca no sólo está destinada para bañistas o amantes del mar que quieran disfrutar de un tranquilo día de playa, los aficionados a los deportes acuáticos como kitesurf, surf, windsurf y otras actividades deportivas pueden disfrutar de la amplia oferta. Se organizan torneos de Fútbol Playa, Balonmano Playa, Voley playa además de regatas de vela, travesías a nado entre la cercana Playa Chica y un largo etcétera de actividades destinada para todos los públicos.
El oleaje no suele ser muy fuerte, pero al no tener barreras de protección hay días en los que hay que tener precaución con el baño para evitar cualquier contratiempo.
Descubrir el lado más tradicional de Fuerteventura es posible gracias al Ecomuseo de la Alcogida, situado muy cercano a Puerto del Rosario y de la población de Tefir. Las viviendas del recinto estuvieron habitadas hasta los años setenta siendo restauradas a partir de 1992.
Este peculiar museo no sólo se limita a exponer obras artesanales que hace transportar a sus visitantes a la forma de trabajar de los artesanos de antaño, sino que los mismos visitantes pueden elaborar sus propias piezas. El recinto está compuesto por siete casas rehabilitadas que muestran con todo lujo de detalles el estilo arquitectónico de la isla, desde la casa de los campesinos, sencilla y sobria, hasta las viviendas más señorial con balconadas y escaleras de madera con dos plantas y tejas.
El Ecomuseo de la Alcogida es un museo vivo e interactivo, es posible recibir explicaciones de los propios artesanos que trabajaban estos oficios antiguamente: agricultura, ganadería, artesanía de la palma, el calado, el barro o el telar.
El museo hace un recorrido por la vida de los campesinos majoneros desde el siglo XIX hasta hace unos años, cuando aún se llevaban a cabo los oficios de artesanía. Es posible también ver animales que formaban parte de la fauna doméstica: cabras, burros o incluso camellos y flora compuesta por tuneras, tabaibas o palmeras que conviven en el paisaje de la isla.
Muy interesante resulta también la parte dedicada a la vida cotidiana, donde se puede conocer la forma de recogida de agua, degustar un pan recién horneado a la antigua usanza o ver viejas eras donde se trabajaba la cosecha y pajeros. De hecho La Alcogida recibe este nombre porque era un terreno destinado a la recogida de agua de lluvia y que iban encauzada hacia un aljibe donde se almacenaba este bien tan escaso en la zona.
Situada en el centro neurálgico de Puerto del Rosario, se encuentra la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario. Este lugar de culto es uno de los emblemas de la capital de Fuerteventura, ubicada entre calle León Castillo, Virgen del Rosario y la travesía peatonal Primero de Mayo, también colindando con el Cabildo de Fuerteventura y la Delegación del Gobierno.
En Puerto del Rosario es un lugar de visita obligada, la iglesia empezó a construirse a principios del siglo XIX, pero no fue terminada hasta 1932 que tras acabar la obra quedó tal y como hoy es conocida.
La historia de templo comienza en 1812 cuando el vicecónsul de Fuerteventura, James Miller como lo llamaban, Diego Miller Seroton, solicitó licencia al obispado para la creación de una capilla o un lugar para orar. Habilitaron un salón a la que asistía un clérigo para dirigir la misa, este fue el templo provisional. Pasaron unos años el Obispo se comprometió a levantar un nuevo templo y finalmente fue en la década de 1920 cuando se iniciaron las obras de la iglesia en lo que hoy se conoce como Plaza de Nuestra Señora del Rosario.
Debido a las sucesivas plagas y hambrunas que asolaron la isla el proyecto se modificó, en principio se tenía intención de construir dos torres campanarios flaqueando un hastial curvo pero finalmente se rechazó.
Hasta muchos años después tras la creación de la Junta para la Ampliación y Reparación del Templo en 1929 no se volvieron a retomar las obras que acabaron en 1932. El templo es de planta rectangular, de una sola nave y tejado a dos aguas y el plebisterio diferenciado en altura a 4 aguas.
El Interior está cubierto por una estructura de madera, el retablo es una reproducción del que hubo anteriormente. La parte central está ocupado por la imagen de Nuestra Señora del Rosario del siglo XIX, existen otras imágenes como San José con el niño y a San Luis de Gonzaga. El iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1990.
Con el curioso nombre de Casa de Felipito el Feo se encuentra este espacio público convertido en área recreativa que pertenece a la Red de Centros y Museos del Cabildo Insular. Esta zona recreativa se encuentra situada en le Llano del Triguero, recibe este nombre porque era un lugar dedicado a la siembra de cereales, entre la intersección del Barranco de la Herradura y el Time, muy cercano al pueblo de Guisguey.
La Casa de Felipito es un lugar muy particular, actualmente está convertido en un merendero donde poder realizar barbacoas con hornos de leña que recrea el hábitat de un pueblo campesino majonero.
Es un lugar ideal para poder disfrutar de un día en familia o amigos, además de las parrillas también dispone de mesas, bancos y zonas techadas, parque infantil, pista de bola canaria y zonas con flora como buganvilias, aloe, granados, higueras olivos etc.
La zona recreativa recibe el nombre en honor a Felipe Ruíz González, conocido popularmente como Felipito el Feo, que fue un personaje majorero que vivió a principios del siglo XX con sus padres. La construcción es una vivienda típica en el que se puede ver como de modestas eran las viviendas de los campesinos, con tres habitaciones y un sobrado, que es una habitación en alto y que también se encuentra restaurada.
Resulta que Felipito era el dueño de los terrenos que acondicionó para el cultivo, levantó muros para evitar que el viento destrozase las cosechas, ideo un sistema de encauzamiento de aguas para recogerla cuando llovía y poder regar así las gavias que tenía. Felipito se ha convertido en claro ejemplo de la lucha de los majoneros contra las inclemencias meteorológicas para tener una zona óptima para el cultivo a pesar del ser terreno rocoso y de fuertes vientos. Todo esto lo consiguió a base de trabajo, con sus propias manos, ilusión y constancia.
A unos 20 kilómetros del centro de la capital Puerto del Rosario, en la zona suroeste, existe una interesante playa llamada Puertito de los Molinos. Esta tranquila playa está junto a un pequeño núcleo poblacional que apenas supera los 20 habitantes y que recibe el nombre de Los Molinos.
Es posible llegar al Puertito de los Molinos por la carretera que llega desde la población de Tefía, hacía la costa norte, a unos diez kilómetros y bordeando un valle que está formado por un río.
Una vez se llega al Puertito de los Molinos hay un restaurante con unas bonitas vistas al mar que harán las delicias de los visitantes. La playa no es muy grande, aproximadamente 200 metros de larga por 40 de ancha, con pequeños bancos de arena marrón claro pero dominada por la negra arena de origen volcánico. Aunque en el invierno, debido al oleaje, se ven cantos redondeados y es cuando el mar está en calma cuando se descubre la arena fina-gruesa.
El Puertito de Los Molinos también es conocido con el nombre Las Parcelas, que a su vez tiene el nombre oficial de Colonia Rural García Escámez. Este pequeño asentamiento tiene origen pesquero y marinero, además de agrícola e incluso tuvo una pequeña industria de cal y yeso. Los amantes del surf tienen un lugar casi perfecto para disfrutar de las olas, para el baño la playa es un poco peligrosa por sus fuertes mareas.
Históricamente El Puertito fue un caserío que los pescadores de El Cotillo utilizaban en sus idas y venidas hasta Morro Jable, que ya se mencionaba en las cartografías del siglo XVIII, se desarrolló en el siglo XIX en la parte derecha del barranco y tuvo mucha actividad con la portación de piedra de cal a principios del siglo pasado. Actualmente es posible visitar los hornos de cal que funcionaron hasta hace relativamente poco, se pueden disfrutar atardeceres espectaculares y quizás lo más increíble se puede admirar en septiembre cuando se producen las súper mareas que permite acceder a pie a una cavernas cercanas.