Situada en el centro neurálgico de Puerto del Rosario, se encuentra la iglesia parroquial Nuestra Señora del Rosario. Este lugar de culto es uno de los emblemas de la capital de Fuerteventura, ubicada entre calle León Castillo, Virgen del Rosario y la travesía peatonal Primero de Mayo, también colindando con el Cabildo de Fuerteventura y la Delegación del Gobierno.
En Puerto del Rosario es un lugar de visita obligada, la iglesia empezó a construirse a principios del siglo XIX, pero no fue terminada hasta 1932 que tras acabar la obra quedó tal y como hoy es conocida.
La historia de templo comienza en 1812 cuando el vicecónsul de Fuerteventura, James Miller como lo llamaban, Diego Miller Seroton, solicitó licencia al obispado para la creación de una capilla o un lugar para orar. Habilitaron un salón a la que asistía un clérigo para dirigir la misa, este fue el templo provisional. Pasaron unos años el Obispo se comprometió a levantar un nuevo templo y finalmente fue en la década de 1920 cuando se iniciaron las obras de la iglesia en lo que hoy se conoce como Plaza de Nuestra Señora del Rosario.
Debido a las sucesivas plagas y hambrunas que asolaron la isla el proyecto se modificó, en principio se tenía intención de construir dos torres campanarios flaqueando un hastial curvo pero finalmente se rechazó.
Hasta muchos años después tras la creación de la Junta para la Ampliación y Reparación del Templo en 1929 no se volvieron a retomar las obras que acabaron en 1932. El templo es de planta rectangular, de una sola nave y tejado a dos aguas y el plebisterio diferenciado en altura a 4 aguas.
El Interior está cubierto por una estructura de madera, el retablo es una reproducción del que hubo anteriormente. La parte central está ocupado por la imagen de Nuestra Señora del Rosario del siglo XIX, existen otras imágenes como San José con el niño y a San Luis de Gonzaga. El iglesia fue declarada Bien de Interés Cultural en 1990.
Una de las construcciones más emblemáticas que se conservan en La Oliva es la Casa de Los Coroneles. Este edificio se encuentra en una planicie conocida con el nombre de la rosa del coronel, está flanqueada por el lomo del Pájaro, la montaña del Frontón, la montaña de Escanfraga y el volcán de la Arena.
La casa de los Coroneles fue declarada Monumento Histórico Artístico en junio de 1979, poco después pasó a tener la consideración de Bien de Interés Cultural. En 2005 fue restaurado para dedicar las instalaciones a actividades culturales siendo inaugurado en noviembre de 2006.
La construcción de la Casa de los Coroneles data del siglo XVII, destinada a ser la residencia oficial del coronelato que tuvieron poder señorial durante esta época. El edificio tomó como modelo la vivienda doméstica canaria propias de la Edad Moderna. En la fachada se pude ver una serie de 8 balcones de madera que sobresalen, completado por otro cerrado en una fachada lateral, todos ellos con el estilo canario que caracteriza la arquitectura del archipiélago.
Este complejo civico-militar está dividido en cinco espacios que están interconectados: Plaza de armas, edificaciones tradiciones, caballerizas, explanada de actos y la rosa del coronel.
La fachada exterior destaca por tener una serie de huecos simétricos en las dos plantas, con ventanas de cuarterones en la parte inferior y balcones descubiertos en la parte superior. La parte central de la casa es de catenaria y aún hoy conserva el escudo de la familia Cabrera (El coronel Ginés de Cabrera Bethencourt y su familia vivieron en ella), los laterales tienen dos torres almenadas, una de las características más destacadas de los edificios de carácter militar.
La casa de los Coroneles es una clara muestra de la importancia de La Oliva, un lugar perfecto para conocer con mayor profundidad la historia de esta población.
Como muchos otros centro religiosos de la isla de Fuerteventura la Iglesia de San Miguel Arcángel de Tuineje se edificó bajo iniciativa de los habitantes del pueblo. Esta obra se inicia en 1695 como ermita y un año más tardes el obispo don Bernardo de Vicuña y Zuazo firmó el decreto que autorizaba la construcción de la iglesia. La obra duró varios años y finalmente fue terminada en 1702 cuando fue abierta al culto.
En sus inicios la iglesia tenía una sola nave, constaba de una sacristía y estaba rodeada de un muro almenado, aunque carecía de capilla mayor. A lo largo del tiempo la iglesia tuvo constantes reformas, en 1764 se construyo la capilla mayor y posteriormente en 1782 la iglesia fue ampliada con una segunda nave, dando lugar al aspecto que tiene actualmente. Cabe destacar su retablo mayor, realizado en madera y se cree que fue tallada por Juan Bautista Bolaños allá por 1740.
La iglesia tiene una imagen de San Miguel Arcángel que preside la hornacina central del retablo mayor. Cabe destacar también una talla de un Cristo crucificado del siglo XVIII con brazos móviles lo que lo convierte en un Cristo tanto Yacente como Crucificado. La iglesia fue declarado Bien de Interés Cultural en 1986.
La ermita de San Diego se encuentra en la villa de Betancuria, cercana a la vestigios de la antigua iglesia-convento franciscano de San Buenaventura. La ermita debe su nombre a san Diego de Alcalá que fue un fraile franciscano que estuvo de misionero en Canarias entre 1441 y 1449 y que llegó a ser guardián del convento de Fuerteventura. Durante su estancia, san Diego de Alcalá, se dedicó a la evangelización de los nativos llegando a defenderlos de los conquistadores españoles.
Se sabe que la Ermita de San Diego de Alcalá fue edificada sobre una pequeña cueva a la que se retiraba san Diego para orar durante el periodo que estuvo destinado en la isla.. La edificación que hoy se conserva se construyó en su mayor parte en la segunda mitad del siglo XVII, coincidiendo con la reconstrucción de otras edificaciones en Betancuria tras la incursión de Xabán Arráez que arrasó la ciudad.
La ermita de San diego es un edificio de dos naves con cubiertas a cuatro aguas y tejas, ambas naves se encuentran separadas por pilares unidos por un arco que sostienen la cubierta de madera. Exteriormente se reconoce fácilmente puesto que su fachada es blanca y salpicada por cantos que hacen mantener los muros.
El púlpito de la ermita de San Diego es de madera y está adosada al muro del evangelio. Tiene también un arco toral que se apoya en soportes clásicos, con grandes plintos de los que salen las columnas.
Otro elemento destacable es la pila bautismal, situada junto al pilar central y realizada en cantería clara. Dentro de la cueva que aún se conserva se encuentra un retablo de reducidas dimensiones de madera con acabados policromados y dorados cuya parte superior es una hornacina con forma de concha. El retablo se completa con decoraciones con relieves de madera con un escudo de los señores territoriales y motivos vegetales.