En la población de Agulo en la isla de La Gomera se halla la Iglesia de San Marcos Evangelista. Anteriormente fue una ermita y fue fundada en 160, la iniciativa, como en muchas de las iglesias de la isla, surge de los vecinos de la población interesados en tener un lugar de culto. Hasta 1735 no paso a denominarse iglesia, después de unas obras que lo transformaron en un templo más completo. A principios del siglo XX la iglesia es derribada y se vuelve a edificar dando lugar a al edificio que se puede visitar a día de hoy. El encargado de la última remodelación fue el arquitecto Antonio Pintor que diseñó un edificio estilo neogótico y que dio lugar a tal y como la conocemos hoy.
Entre las esculturas destacables que podemos encontrar en el templo está imagen de la Virgen de La Merced y por supuesto la de San Marcos Evangelista. La iglesia llama mucho la atención puesto que tiene unas cubiertas semicirculares, con el cáliz neogótico de plata que fue un obsequio que el Rey Alfonso XIII hizo a la población de Agulo.
En Valle Gran Rey se encuentra uno de los templos más importantes de La Gomera, la Parroquia de San Antonio de Padúa. Esta iglesia se encuentra comandando el Valle Alto y aunque la construcción es reciente es uno de los símbolos de esta parte de la isla. La parroquia es un edificio humilde y modesto fue construido en 1966 y desde entonces ha acogido a todos los que se acercaron a conocer este lugar de fe y culto en honor de San Antonio de Pádua.
El motivo por el que se elige a San Antonio viene dado por unas disputas por conseguir agua para regar las tierras. Hace más de 70 años una grave sequía azotaba la isla, después de unas disputas entres vecinos de varias zonas de la isla se consiguió formar una comunidad de regantes que coincidió con la celebración de San Antonio de Pádua, por ello se decidieron erigir la parroquia que hoy se conoce con la imagen del santo en el mismo lugar donde se realizaron las juntas.
El templo se hizo a partir de las aportaciones que hicieron los vecinos por toda la isla y en 1951 se acabaron las obras, al año siguiente se celebró la primera fiesta en honor de San Antonio.